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martes, 29 de marzo de 2016

Oniken X Odallus - Píxeles a la brasileña



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¡Hola a tod@s! En la última entrada os hablé de Crimson Gem Saga, un JRPG venido directamente de la época de los 16/32 bits, y para esta nueva entrada vamos a viajar aún más atrás en el tiempo, exactamente hasta la mítica época de los 8 bits con la que muchos nos criamos, y en la que nacieron muchos clásicos que siguen influenciando la industria a día de hoy, tales como Mario Bros, Dragon Quest o Final Fantasy entre otros.


Ninja Gaiden y Strider sirvieron como inspiracion para Oniken.

Recuerdo que mi padre una vez me dijo que en esta vida todo es cíclico, que las modas van y vienen constantemente, que lo moderno de hoy, será lo viejo de algún día, y que lo viejo, algún día volverá a ser “guay”. Sinceramente, nunca pensé que eso pudiera pasar con los videojuegos, sobre todo teniendo en cuenta la constante evolución de la tecnología, siempre pensé que los antiguos clásicos quedarían completamente obsoletos y que ya nadie querría jugar a ellos, pues cuando los comparas a los juegos de hoy en día, sinceramente cuesta creer que se trate de la misma industria. Aún recuerdo cuando jugué por primera vez al Virtua Fighter de SEGA en el salón recreativo que había cerca de mi casa, recuerdo aquellos personajes tan “grandes y humanos”, y recuerdo que me dije a mí mismo “a Dios pongo por testigo nunca más volveré a jugar al Street Fighter”. Era la época de las 3D, era lo nuevo, ¡era lo guay!... Arderé en el infierno por mentiroso. Hoy en día no tengo ni un solo juego de Virtua Fighter, pero tengo todos los Street Fighter, o King of Fighters, o Samurai Shodown, y los juego una y otra vez, y me encantan. No es que el clásico de SEGA sea un mal juego ni mucho menos, pero con el tiempo he aprendido que NUNCA debes subestimar el poder de la nostalgia y su capacidad para deformar nuestros recuerdos… y nuestra visión actual. Y esto no se aplica solo a los videojuegos, lo hemos visto recientemente también en otras industrias como la del cine con el resurgir del género de los superhéroes, o el retorno triunfal de la Guerra de las Galaxias. Justo cuando parecía que esas historias quedarían olvidadas en el pasado y solo se hablaría de ellas en los documentales o en las convenciones de frikis, vuelven para arrasar de nuevo entre las nuevas generaciones. Es verdad que en muchas ocasiones el retorno también conlleva algunos cambios por aquello del “renovarse o morir”, una capa de maquillaje para adaptar al producto a la cultura popular contemporánea, sin embargo, con los videojuegos parece que se está dando un caso similar al que se da con ciertos coleccionistas de coches, y es que a pesar de que cualquier vehículo de segmento medio actual dispone de unas relativamente grandes prestaciones para su precio, muchos amantes del motor prefieren sacrificar eso en pos de la “elegancia y la pureza” de los clásicos provenientes de una época en la que primaba la artesanía y no los fríos números de los estudios de mercado. Es realmente paradójico ver como hoy en día, con mucha más tecnología a nuestro alcance que nunca antes en nuestra historia, muchas personas renuncian a esa tecnología en pos de lo clásico, y como comentaba, eso es algo que se está viendo también últimamente en los videojuegos. Ciertamente los videojuegos son aún demasiado jóvenes para poder volver a lo cásico, después de todo ni siquiera tienen medio siglo de existencia, pero el constante avance tecnológico hace que estos envejezcan más rápido (algunos mejor que otros), y esto está empezando a propiciar un movimiento dentro de la comunidad de jugones a tenor de muchos de los títulos de corte clásico que están siendo lanzados recientemente y su gran acogida por parte del público, los cuales parecen estar destinados a un nuevo tipo de consumidor que busca títulos “como los de antes”.

Castlevania y Demon´s Crest fueron la inspiración para Odallus.
Por supuesto, siempre han existo juegos que se inspiraban en lo clásico para ofrecer algo “nuevo” (lo del mismo perro con distinto collar), algo así como un remake en muchas ocasiones, pero en este caso hablamos de juegos que, para bien o mal, emulan todos y cada uno de los aspectos a los juegos clásicos, los buenos y los quizá no tan buenos. Una explicación para esto podría ser la cada vez más fragmentada industria de los videojuegos, fragmentación que parece estar propiciada, entre otras cosas, por los prohibitivos costes de producción de las grandes producciones modernas, haciendo que los equipos más humildes no puedan competir a ese nivel, obligándoles así a tener que tirar por otro camino. Para que os hagáis una idea, mientras que muchos de los juegos clásicos apenas tenían una persona por puesto (un programador, un diseñador gráfico, etc.), o en muchos casos ni eso, las plantillas de algunos videojuegos modernos están compuestas por cientos de personas que abarcan especialistas en multitud de campos realmente específicos. Sin embargo, como iba diciendo, estamos viendo un movimiento en el que muchos pequeños equipos se están juntando para hacer juegos “a la antigua”, y parece que no les está yendo nada mal, y es precisamente en este movimiento en el que podemos encontrar los dos títulos de los que voy a hablar en esta entrada, dos títulos desarrollados con más ilusión y talento que medios, y que poco o nada tienen que envidiar a los grandes clásicos en los que se inspiran, y que, en mi humilde opinión, incluso le dan un buen repaso a algunas producciones modernas en cuanto a diversión. Veamos qué nos ofrecen estas dos pequeñas joyas provenientes de una época que, para bien o mal, parece estar empeñada en negarse a desaparecer, y que tienen un “algo” que hace que los jugadores no puedan olvidarse de ellos.






El primero de estos dos juegos se llama Oniken, y los que hayáis jugado a clásicos como Ninja Gaiden, Strider o Shadow of the Ninja ya sabéis lo que os vais a encontrar: plataformeo en 2D puro Y MURO DURO, pues lo de imitar a Ninja Gaiden no se limita a su aspecto o jugabilidad. Desarrollado por un equipo indi brasileño que responde al nombre de JoyMasher, Oniken es una oda a los títulos de acción y plataformas clásicos que inundaban los catálogos de las plataformas 8 bits, y más en concreto a los mencionados Ninja Gaiden de Tecmo y Strider de Capcom, sobre todo al título de Tecmo. Oniken nos pone en la piel de Zaku, un legendario mercenario ninja con un pasado completamente desconocido (¡vivan los tópicos!) que ha sido contratado por el General Zhukov, líder de la resistencia, para hacer frente a la amenaza de Oniken, una organización que planea hacerse con el control del mundo y que está a punto de lograrlo a menos que Zaku logre impedirlo. Bajo este preámbulo, nos sumergiremos en una aventura digna de las mejores películas de acción ochenteras en un mundo postapocalíptico plagado de cyborgs, ninjas asesinos y tipo duros en los que las ensaladas de hostias están a la orden del día.

 Ese peinado, esa ropa, esa forma de reventar cabezas... Me recuerda a alguien...


Oniken incluye fases con vehículos.
Los jefes serán realmente duros de pelar.
En lo que a la jugabilidad se refiere, hablamos de un título que, para bien o mal, sigue a rajatabla todo lo que podíamos ver en los clásicos ya mencionados. Oniken contará con seis fases divididas en tres zonas cada una. Nuestra misión consistirá en abrirnos paso a espadazo limpio por las distintas fases y sortear todo tipo de trampas para llegar hasta los jefes finales de cada fase con el fin de derrotarles y proseguir a la siguiente fase. Así de simple. Y si simples son su historia y propuesta, más simple son aún sus controles, pues en Oniken utilizaremos solo dos botones: uno para saltar, y otro para dar espadazos. Lo sé, para ser un “mercenario legendario”, el pobre Zaku anda un poco escaso de repertorio, pero eso es todo lo que necesitará para abrirse paso por las diferentes fases que componen la aventura. Además de esto, Zaku podrá hacer aumentar el tamaño de su espada recogiendo objetos de mejora, aunque los perderemos si somos golpeados por los enemigos, y es que si hay una cosa que a Oniken le gusta mucho hacer, y además lo hace muy bien, eso es castigar a los jugadores sin piedad por todos y cada uno de sus fallos, después de todo estamos hablando de un discípulo de Ninja Gaiden, y ya sabemos lo mucho que le gustaba a Hayabusa-san castigar a aquellos indignos de sus artes ninja. Zaku también podrá sacrificar sus mejoras para entrar en un modo berserker que le permitirá causar más daño a la par que recibirá menos por parte de los enemigos, lo cual será especialmente útil contra los jefes, que como no podía ser de otra forma, serán increíblemente duros de pelar. Por último, Zaku dispondrá también de granadas que podrá utilizar pulsando hacia arriba en el mando de control y el botón de ataque a la vez a lo Castlevania. Lo sé, podrían haber puesto un botón extra para ello en vez de utilizar un sistema tan ortopédico digno de una época en la que los mandos solo tenían dos botones, pero como comentaba, en su constante búsqueda por ofrecer una experiencia clásica pura, Oniken sigue a rajatabla todos los conceptos de los juegos clásicos, y es que su simpleza es precisamente una de sus mejores bazas.

Esta será probablemente una de las pantallas que más veces verás...

Por último, me gustaría recalcar la endiablada dificultad de la que hace gala el título, haciéndolo no apto para aquellos que estén acostumbrados al “pulsa aquí y aquí para matar al jefe y completar la misión”. Al igual que los clásicos en los que está inspirado, u otros juegos indi de los que he hablado en este blog como Maldita Castilla, Oniken es un juego que “diferencia a los hombres de los niños”, poniendo a prueba constantemente nuestra pericia y habilidad, y para ello no dudará en recurrir a jefes finales con patrones de ataque extremadamente crueles, o viejos trucos de sobra conocidos entre los jugadores de la época como enemigos aéreos que aparecen justo en medio de un salto para golpearte y hacerte caer por el agujero que tenías justo debajo, con la consecuente pérdida de una vida, y si perdemos todas las vidas, tendremos que comenzar de nuevo desde el principio. Ni continues, ni leches, aquí solo sobrevivirán los mejores al más puro estilo espartano. Estoy seguro que los jugaros más veteranos disfrutarán como niños de nuevo con Oniken recordando las tardes frente a sus viejas teles de tubo con la marca del mando cuadrado de la NES en las manos de tanto apretar el mando de la rabia y la tensión (¡hasta el mando era para espartanos!), pero es muy probablemente que muchos jugadores más jóvenes no entiendan este tipo de tácticas, las cuales eran utilizadas por las compañías para alargar la vida útil de sus títulos y lidiar con las limitaciones tecnológicas de la época. En parte su rechazo es compresible, ya que hoy en día hay medios para remediarlas, pero sea como sea, ahí están, y el que quiera jugar a Oniken no tendrá más remedio que lidiar con ellas. Así que suerte, valor, MUCHA PACIENCIA Y PAREDES ACOLCHADAS, ¡y al mando!

VÍDEO GAMEPLAY: https://www.youtube.com/watch?v=GU-3k8VayN4






El segundo y más reciente título desarrollado por los chicos de JoyMasher es Odallus The Dark Call, y al igual que el caso anterior, se trata de otro tributo a los juegos clásicos de los 8 bits, solo que esta vez nos trae un juego mucho más pausado que se acerca más a la mítica y malograda saga Castlevania de Konami, y más en concreto a las entregas Castlevania 2 Simon´s Quest, Castlevania 3 Dracula´s Curse y Castlevania Rondo of Blood ni más ni menos, a la vez que incluye elementos otros clásicos de culto como el gran Demon´s Crest de Capcom. Como veis, los chicos de JoyMasher tienen buen gusto a la hora de buscar inspiración, aunque también es cierto que seguir la senda de esos titanes conlleva sus riesgos, pues la sombra que proyectan es tan alargada que te arriesgas a vivir bajo ella para siempre, sin embargo, los chicos de JoyMasher han logrado crear un juego del que hasta el mismísimo Simon Belmont se sentiría orgulloso de protagonizar. La historia de Odallus nos mete en la piel de Haggis, un guerrero que tras ver como su pueblo es completamente obliterado y su hijo secuestrado por el señor del mal, se embarca en una aventura para vengar a las gentes de su pueblo y rescatar a su hijo de las garras del señor del mal, aunque la aventura deparará algunas sorpresas que harán que la historia no sea tan sencilla como pudiera parecer en un principio, eso sí, no dejará de ser una historia “en 8 bits”, así que no esperéis el próximo Metal Gear/Bioshock/Mass Effect.

El mapa nos permitirá revisitar las fases para acceder a sitios a los que antes no podíamos.

Como comentaba, a diferencia de Oniken, el cual estaba inspirado en juegos con mucha más acción, uno de los pilares fundamentales sobre los que se apoyará toda la estructura de Odallus será la exploración. Los niveles contarán con diversas rutas alternativas y salas secretas que nos permitirán descubrir todo tipo de objetos para mejorar las habilidades de Haggis y secretos sobre el mundo de Odallus. Muchas de estas rutas serán inaccesibles al principio de la aventura, por lo que deberemos revisitar algunas fases una vez hayamos conseguido ciertos objetos para acceder a zonas a las que antes no teníamos acceso. El juego cuenta con un mapa muy parecido al que podíamos ver en los Castlevania clásicos que nos permitirá escoger la fase que queremos jugar, además de ofrecernos todo tipo de información sobre el progreso realizado en cada una de ellas (objetos conseguidos, etc.) La verdad es que el diseño de los niveles está muy logrado y logra transmitir esa sensación de exploración de un mundo misterioso y desconocido, motivando la exploración de estos por parte de los jugadores para seguir consiguiendo todo tipo de objetos que nos permitirán mejorar a Haggis y haciendo que no se haga repetitivo el tener que revisitarlos. Al igual que pasa con Oniken, los controles de Odallus son muy simples, pues el juego solo cuenta de nuevo con dos botones, uno para saltar y otro para tacar. Una vez más, al igual que en Castlevania, Haggins también contará con diferentes tipos de armas secundarias, cada cual con sus propias cualidades y que de podremos utilizar pulsando arriba en el mando de control y el botón de ataque a la vez tal, aunque deberemos tener cuidado, ya que su número será limitado, y una vez nos quedemos sin, deberemos encontrar más o comprárselas a un mercader ambulante.

¡Vuelven las fases de carretillas!

Cada nivel contará con sus propios enemigos y jefes finales a los que deberemos derrotar para poder proseguir con nuestra aventura, todos con sus propios patrones de ataque, aunque a diferencia de Oniken, Odallus tiene una dificultad mucho más equilibrada y asequible, después de todo, el juego le da mucha importancia a la exploración en vez de centrarse solo en el combate puro y duro como hacía Oniken. Gráficamente el juego también está a un gran nivel, con una presentación que refleja perfectamente el mundo tétrico y gótico de Odallus a la par que imita a la perfección a la de los mejores clásicos de la era de los 8 bits, aunque añadiendo algún que otro efecto más propio de la era de los 16 bits que quizá moleste a los “inquisidores de los 8 bits”. La verdad es que la experiencia acumulada por los chicos de JoyMasher se deja notar en Odallus, ofreciendo un juego mucho más complejo y pulido que Oniken que hará las delicias de los fans este tipo de juegos, y es que a pesar de estar inspirado es grandes clásicos de sobra conocidos en la industria, el equipo se las ha ingeniado para dotar al juego de la suficiente personalidad para hacer que no parezca “otro clon más”. Sinceramente, a Konami de le debería caer la cara de vergüenza al ver como este pequeño equipo sin apenas recursos ha sido capaz de entender a la perfección lo que muchos fans de la saga Castlevania pedían a gritos, ofreciendo un juego que logra revivir el espíritu original de Castlevania como ningún juego oficial de Konami ha sabido hacer durante años, aunque bueno, seguro que a Konami le da igual, ahora prefieren negocios más lucrativos como sus máquinas de pachinko y sus PES anuales clónicos. En fin, supongo que siempre nos quedarán los clásicos…

VÍDEO GAMEPLAY: https://www.youtube.com/watch?v=ofgBKRA6668


Podéis conseguir ambos títulos por separado (Oniken) (Odallus) o en un pack que os permitirá haceros con ambos títulos a la vez con un pequeño descuento. La verdad es que son dos títulos más que interesantes que seguro que complacerán a los fans de este tipo de juegos, y una prueba más de lo profundo que calaron muchos de estos títulos entra la comunidad a pesar de sus limitaciones. Ya veremos si toda esta fiebre súbita por lo retro no es más que otra moda pasajera, o por el contrario va a crear una nueva tendencia en el mercado, pero sea como sea, será interesante ver lo que este pequeño equipo brasileño podría ser capaz de lograr en un futuro, pues por ahora su trayectoria es simplemente impecable. ¡Que los disfrutéis!

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